No la busques. A pesar de la intensa vida medieval de la Villa y de su Castillo, en Escalona no vas a encontrar esa gran iglesia monumental que podrías esperar.
Y es que aquí la iglesia hay que buscarla en lo que hay y en lo que no hay. La iglesia que puedes ver hoy es enormemente original, pero es sólo una parte. Del resto, debes leer sus huellas...
La razón, como en otras tantas cosas, hay que buscarla, en buena parte, en los tiempos de “La Frontera”... y en otra buena parte, en algo que algunos llaman el destino, y que suele tener sus propios planes...
Cuando Escalona empezó a poblarse, la Villa se organizó en cuatro barrios, y en cada uno de ellos había una iglesia. En la práctica eran como cuatro pequeñas aldeas dentro de la Villa. Un sistema que ya se había usado en otros lugares de Castilla, como en Segovia, y que servía para agrupar y -por que no decirlo- controlar mejor a una población que iba llegando de aquí y de allá sin ninguna relación unos con otros. Es lo que se llamaba “iglesias de collación”.
Aquellas familias que procedían de una misma parentela o que venían de un mismo lugar, tendían a instalarse próximas unas de las otras, y la iglesia era el elemento de unión de todas ellas.
Así pues, si Escalona no tuvo desde el comienzo una gran iglesia fue porque tuvo cuatro. Luego, pasados unos siglos, se decidió convertir una de ellas en la gran iglesia de referencia a la altura del prestigio de la Villa, pero ahí fue cuando iba a entrar en escena el destino...
Desde la Plaza del Infante don Juan Manuel puedes “no-ver” dos de las cuatro iglesias con las que contó Escalona. Curiosamente las dos que llegaron a ser las más importantes. Y decimos que las puedes “no-ver” porque de ellas no queda nada material... pero de ambas sí puedes descubrir su huella.
La fachada principal es tal vez el lado que mejor representa el alma de la iglesia, tan sencilla como contradictoria. Detrás de ese aire mediterráneo y esa deliciosa sencillez, si empiezas a leer en las piedras te darás cuenta de que casi nada está en su sitio... o sí...
El lateral derecho (según miras la fachada de frente) tiene una estructura sencilla: una pared de color claro, unas ventanas y una puerta de madera enmarcada en piedra, con el número de la calle al lado... Como si fuera la entrada a una casa principal. Sin embargo, ésta es la fachada lateral de la iglesia... y la puerta por la que al fin y a la postre entra y sale todo el mundo.
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