La vieja villa de Escalona pronto cumplirá 900 años. Su casco histórico vive en el interior de un recinto amurallado que hoy se conserva en más de un 70 por ciento. El trazado de sus calles y buena parte de sus accesos son los mismos que se diseñaron a finales de la Edad Media. Sin embargo, esa realidad no parece que sea evidente a los ojos.
Y es que aquí parece que ocurre como en aquella historia del traje nuevo del emperador: la villa de Escalona sólo deja ver su alma a quienes estén dispuestos a entenderla. Si te ha sorprendido La Corte de los Prodigios, ahora te invitamos a que lo sigas haciendo descubriendo su otra cara. Porque a diferencia de lo que ocurría en el cuento, aquí esa otra realidad también existe...
A fin de cuentas, ya sabes que el cuento del traje del emperador que hizo popular Hans Christian Andersen, en realidad lo había publicado 700 años antes el infante don Juan Manuel, el más ilustre de los escaloneros, en su obra El Conde Lucanor...
En busca de la Iglesia
No la busques. A pesar de la intensa vida medieval de la Villa y de su Castillo, en Escalona no vas a encontrar esa gran iglesia monumental que podrías esperar.
Y es que aquí la iglesia hay que buscarla en lo que hay y en lo que no hay. La iglesia que puedes ver hoy es enormemente original, pero es sólo una parte. Del resto, debes leer sus huellas...
El Arco de San Miguel y los Caminos del Norte
Si la Puerta del Río era la puerta que miraba al Sur y sus peligros, el arco gótico que hay junto a la iglesia de San Miguel era la Puerta Norte de la villa. Frente a los amplios horizontes del Sur, esta otra era la salida que buscaba el paso de la Sierra hacia Ávila y Valladolid... Era también la salida de los Caminos de Santiago. Y, puestos a elegir, la puerta de las entradas triunfales..
Extramuros. Una espiritualidad en el filo de la navaja
Una vez que sales por la Puerta de San Miguel los primeros pasos por el Camino Real te llevan a la pequeña plaza donde está el Convento de la Encarnación. El Convento fue una iniciativa del II Marqués de Villena y de su esposa en plena explosión de una espiritualidad que les iba a poner en el filo de la navaja.
Intramuros. El espíritu de las pequeñas cosas
Recorrer la Villa intramuros de un extremo a otro puede ser un paseo de menos de diez minutos... o tomarte mucho más... Depende de ti. No vas a encontrar grandes edificios de piedra, pero sí mucho sabor y huellas de su pasado legendario. Es tiempo de detalles. Es tiempo de “slow travel”.
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