La Puerta de San Miguel es y fue la más monumental de todas las que tuvo la Villa. Y lo fue porque, como ocurría en el Castillo, el lado Norte era el menos guarnecido y necesitaba más aparato militar. También era la gran entrada cuando uno venía de las ciudades de la vieja Castilla.

Durante la noche nadie podía entrar ni salir de la Villa. Las puertas quedaban cerradas con llave.

Para reforzar la protección de la puerta -y de toda la muralla Norte- se construyó delante de ellas un foso artificial, que había que salvar por un puente de madera antes de entrar en la Villa. En caso de ataque el puente se podía destruir fácilmente, con lo que la Villa quedaba aislada y mejor protegida.

Paralelo a la muralla, en la parte exterior del foso, estaba el camino que llevaba -y sigue llevando- a Nombela y, más allá, a la Sierra de San Vicente frente a Gredos. Un camino con Historia... y con historias...

La Puerta de San Miguel fue en tiempos medievales un auténtico cruce de caminos. Enfrente de ella, al otro lado de la carretera encontrarás un portón de madera. A ambos lados de la puerta, dos flechas te señalan el Camino de Santiago. Lo peculiar es que ambas flechas apuntan en direcciones opuestas... y no es un error. Es la pista que te indica que hay dos Caminos.