El Paseo Fluvial que corre paralelo a la orilla derecha del Río es el primer contacto directo con el Alberche cuando vienes desde la Villa. No es muy largo pero es como si tuviera propiedades asombrosas... y la primera de ellas es hacerte sentir que estás lejos... muy lejos...
La primera parada que debes hacer es justo antes de entrar en el propio Paseo... Según desciendes desde la villa, acércate directamente a la orilla del Río y observa hacia la derecha, corriente abajo. El paisaje puede cambiar en función de las estaciones y del nivel del cauce, pero no te resultará difícil adivinar por qué al espacio que se adentra aguas abajo se le llama “La Selva”, el ámbito más silvestre y misterioso del Río.
Éste es el bosque de ribera en el que vive el Alberche. Un bosque en el que las aguas frescas se funden con los aromas de las especies vegetales que inundan el valle. Sentarte un momento y escuchar el rumor del agua y los ecos de los pájaros es empezar a entender el alma de este Río.
El camino que debes tomar va, sin embargo, en la dirección opuesta. Ahora se trata de caminar junto al Río, aguas arriba.
Cuando camines por el Paseo Fluvial, detente justo antes de cruzar el puente porque aquí vas a encontrar la huella de una historia de película... literalmente. Una historia de Hollywood, porque justo aquí estuvieron trabajando en 1968 Robert Mitchum, Yul Brynner y Charles Bronson.
Justo al pie de las murallas de la Villa, el Paseo Fluvial de la Orilla Derecha se ensancha un momento y te ofrece un lugar donde es inevitable sentarse. A un lado, las murallas, del otro, un pequeño brazo del Alberche. En verano, sombra, en otoño... otoño... una alfombra de hojas amarillas, verdes, pardas y un paseo que se abre ante tus ojos.
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