Cuando tras la Batalla de Las Navas de Tolosa en 1212 la frontera con los reinos árabes se trasladó cientos de kilómetros al sur, del horizonte que tienes delante dejó de venir la amenaza y comenzó a venir el negocio.

El Río ya no tenía que comportarse como una barrera. Y por ello se pudo construir un puente para atravesarlo. Primero de madera, luego más sólido...

Con el tiempo, el puente acabaría por convertir Escalona en un punto clave en las comunicaciones entre Toledo y las grandes ciudades de la vieja Castilla (Ávila, Tordesillas, Medina del Campo, Valladolid...). El de Escalona llegó a ser el único puente donde se podía atravesar el Alberche y abría el paso para atravesar la barrera del Sistema Central.

De esta forma, cuando Escalona dejó de ser relevante como punto de defensa militar se convirtió el pieza clave de la red de comunicaciones de la nueva Castilla. Una segunda vida. Y con el tráfico vino el dinero porque, como era habitual en la Edad Media, el puente era “de peaje”. Personas, ganados y mercancías tenían que pagar por pasar.

Baja unos pocos metros por la cuesta. Si quisieras llegar hasta el Río, estarías en él en apenas cinco minutos. En cualquier caso una pequeña bajada merece la pena porque desde “la cuesta” tienes una vista excelente de las murallas de la Villa desde su mismo pie. También encontrarás algún que otro lienzo de muralla derribado, que se mantiene en el mismo lugar en el que cayó... Como una alegoría de esa larga historia de destrucción y renacer...