Presta atención al viejo muro de piedra que nace junto a la Torre del Agua. Desde aquí no parece muy imponente, pero este pequeño muro es en realidad una parte de la muralla que rodeó -y aún sigue rodeando- la Villa de Escalona. Éste es el fragmento más pequeño. Más adelante tendrás ocasión de recorrer otros más imponentes, pero va a ser precisamente a la sombra de éste donde vas a empezar a desvelar los secretos de la Villa...

Un inciso: ¿Conoces aquel viejo cuento del escritor sueco Hans Christian Andersen que se titulaba El Traje Nuevo del Emperador? Era un cuento en el que unos timadores engañaron a un rey pidiéndole mucho dinero para hacerle un traje “mágico” que no podía ser visto por personas de bajo nacimiento. Pues bien, el escritor sueco se basó para escribir la historia en el cuento número 32 de El Conde Lucanor, la obra del Infante don Juan Manuel, señor de Escalona y nacido en el Castillo que tienes a tu lado en 1282.

Como Andersen no sabía castellano, se basó en una traducción del cuento al alemán. Pues bien, como en aquel cuento, esta muralla, que vas a ir encontrando aquí y allá en tu recorrido por la Villa, parece que juega a mostrarse sólo a aquellas personas que estén dispuestas a comprenderla.

Ve recorriendo el muro unos metros cuesta abajo hasta donde parece que acaba. Desde ahí, prolonga la mirada mentalmente. Descubrirás que, ejerciendo de valla de un jardín privado, otro lienzo de muralla surge del risco. Éste ya bien conservado. En su parte alta puedes ver las almenas y justo detrás de ellas, el camino de ronda que recorría por arriba los 1.500 metros de la muralla. Con ancho suficiente para que un hombre a caballo pudiera ir de un extremo a otro de la Villa en apenas unos segundos.

¿Empiezas a verla? Si es así, estás listo para reconstruir la Puerta del Río. Aunque creas que no la ves, la tienes justo delante.